Prof. Aníbal Gotelli, Presidente CIDEC Argentina
Todos mis colegas saben que no me gustan las monarquías. Yo soy defensor del mérito para el acceso a los empleos públicos porque a los funcionarios públicos los pagamos con nuestros impuestos. Pero, sin embargo, muchos colegas están muy interesados por conocer detalles de la coronación de Carlos III. El desarrollo de la ceremonia será mucho más sencillo que el de su madre. La coronación de Isabel II duró algo más de tres horas. Y la de Carlos, al parecer, durará algo más de una hora. Durante algunos días vienen ensayándose algunos aspectos de la ceremonia. El miércoles vimos un gran desfile por las calles de Londres. Caballos y soldados de a pié escoltando la carroza de oro que estaba vacía. La ceremonia existe desde hace más de mil años. Y, CASI sin cambios, se ha mantenido hasta el tiempo presente. Todos sabemos que Carlos ha producido algunos cambios significativos para la ceremonia: su duración, la reducción del protagonismo de la aristocracia y la nobleza, los homenajes al monarca y las muestras de sumisión y vasallaje de estilo medieval.
Hoy sería imposible mantener la ceremonia tal cual fue concebida hace más de mil años, ya que las monarquías débiles están siempre en peligro de caer.
Recordemos que no todo es un jardín de rosas en la monarquía británica. En el "patio trasero" del palacio todavía tenemos el recuerdo por el maltrato a Lady Diana por parte de un marido adúltero y misógino, el separatismo irlandés, el Brexit, y otros tantos problemas que, una personalidad inestable y altanera como la de Carlos, no ayuda a solucionar, ni siquiera a calmar.
Recordemos que, a pedido de su madre, el rey Carlos deberá coronar a la reina Camila, quien ha sido, durante años, objetivo de burla, odio y violencia por parte de los británicos, ya que fue la amante permanente del actual rey durante toda su vida, aún, durante los años en que vivía en “feliz apariencia” con la Princesa de Gales y sus dos hijos, Guillermo y Enrique.
La coronación, en sí misma, se inicia con el paseo que hace el rey, junto a su comitiva, desde el Palacio de Buckingham hacia la Abadía de Westminster, lugar histórico en el que se llevará a cabo la ceremonia. Allí esperan: la familia real, el gobierno, los parlamentarios, los pares del reino, los invitados nacionales e internacionales que asisten a la ceremonia. Hasta el momento, muchos detalles de la ceremonia en sí misma, no están siendo publicados, seguramente, por temor a un atentado, o quizás, para que aumenten los niveles de interés hacia la ceremonia.
Tengamos en cuenta que la mayoría de los países del mundo son repúblicas, pero, sin embargo, la influencia de Walt Disney todavía sigue siendo muy importante, y mucha gente necesita, todavía, vivir la ilusión de los palacios encantados, las ceremonias brillantes y las carrozas de oro. Es por ello que seguramente el marketing real busca, en todo momento, mantener los niveles necesarios de misterio como para que la gente este próximo sábado, se encuentre frente a su televisor, su notebook o su teléfono celular mirando la coronación.
Algunas de las cosas que ya sabemos es que el rey Carlos III usará la silla o trono del rey Eduardo, “King Edward's Chair”, “St Edward's Chair” o “The Coronation Chair”. Esta silla es una silla de madera, que se conserva en la Abadía de Westminster y ha sido el trono utilizado por los monarcas británicos durante la ceremonia de coronación.
La silla fue encargada en 1296 por el rey Eduardo I para contener los fragmentos de la Piedra de Scone, capturados por él mismo en la abadía homónima.
La Piedra del Destino, también conocida como Piedra de Scone o Piedra de la Coronación es un bloque de piedra arenisca, históricamente conservada en la Abadía de Scone (hoy derruida y sustituida por el Palacio de Scone), que se empleaba en las ceremonias de coronación de los reyes escoceses durante la Edad Media.
En el siglo XIII la Piedra fue capturada por el rey Eduardo I de Inglaterra y llevada a la Abadía de Westminster en Londres, para emplearla en la coronación de los reyes ingleses. En 1996, el Gobierno británico decidió devolver la Piedra a Escocia, con la condición de que volviera a Londres para su uso en futuras coronaciones, por lo que ahora puede ser vista en el Castillo de Edimburgo, junto con las joyas de la corona escocesa.
También se ha sabido que, durante la ceremonia, el rey Carlos será coronado con la “corona de San Eduardo”, que ha sido la tradicional con la que se corona a los reyes de Gran Bretaña.
Si todo acontece como ocurrió con todos sus predecesores, el arzobispo de Canterbury será el encargado de colocar la corona de San Eduardo sobre la cabeza del nuevo rey.
Esta corona se utiliza durante la coronación, y tal como ya sucedió en casos anteriores, para salir de la Abadía usará la corona imperial del Estado que es mucho menos pesada que la utilizada para la coronación.
La corona de San Eduardo De oro sólido de 22 quilates, la corona de 360 años de antigüedad mide más de 30 cm y pesa casi 2,23 kg. La reina Isabel II fue la última monarca en lucir esta corona de San Eduardo, en su coronación en 1953.
La corona tiene 444 joyas y piedras preciosas, incluyendo valiosos zafiros, rubíes, amatistas y topacios. Aunque la mayoría son aguamarinas de color azul claro y verde azulado. Están incrustadas en monturas de esmalte y oro.
Las piedras en la corona solían ser removibles y eran arrendadas especialmente para la coronación.
No fue hasta el siglo XX cuando se incrustaron en la corona de forma permanente.
La corona fue hecha para Carlos II en 1661. Toma su nombre de una versión mucho más antigua que pertenecía al rey y santo anglosajón Eduardo el Confesor. Él fue representado portando la corona y en el famoso Tapiz de Bayeux, tejido en el siglo X.
Se dice que la corona de Eduardo, considerada una reliquia santa tras su muerte, fue usada en las coronaciones de Enrique III y de otros reyes y reinas posteriores.
Pero fue fundida con otros tesoros reales por la facción parlamentaria de Oliver Cromwell en la década de 1600, después de la ejecución del rey Carlos I.
Tras la muerte de Cromwell y el regreso de la monarquía, el rey Carlos II comisionó un nuevo juego de joyas reales, incluyendo la corona de San Eduardo y una nueva corona de Estado (que luce puesta en la imagen arriba).
Al parecer, algunas de las partes de la ceremonia antigua de coronación han sido suprimidas, tales como el homenaje de los súbditos y el juramento de vasallaje.
El arzobispo tomará juramento al rey para declarar oficialmente su coronación. Recordemos que Carlos III es automáticamente rey desde el momento de la muerte de su madre: “La reina ha muerto, ¡viva el rey!”.
También el rey debe prometer proteger y mantener los derechos y libertades de los ciudadanos del Reino Unido.
Al rey será vestido con el manto real y con los cetros del poder que simbolizan a la corona, en su doble papel de jefa del estado y de jefa de la Iglesia de Inglaterra.
Durante la ceremonia veremos, asimismo, una espada ceremonial que simboliza el poder terrenal del monarca y su papel en la defensa de la paz de los ingleses.
Otro elemento de gran protagonismo en la ceremonia será el “ORBE”. El orbe es una bola que representa el globo terráqueo rematado con una cruz y que sostienen en la mano la Virgen, Cristo o emperadores en algunas pinturas o esculturas.
El orbe es un símbolo cristiano de autoridad utilizado a través de los tiempos y que figura hoy en día en monedas, iconografía y en las Joyas de la Corona de algún país o antiguo Estado como España, Austria, Baviera, Dinamarca, Rusia o Suecia.
En la iconografía occidental, el orbe simboliza el dominio de Cristo (la cruz) sobre el mundo (el orbe), literalmente sujeto por un gobernante.
En algún momento de la ceremonia, el monarca deberá sostener el orbe para reafirmar su papel de jefe espiritual de la Iglesia de su país.
Otro de los elementos será el anillo, de zafiro y diamantes. Este anillo, forma una cruz con sus piedras, y simboliza la cruz roja de San Jorge -Inglaterra- y sobre un fondo azul que simboliza la cruz de San Andrés, de Escocia.
Este anillo simboliza el “compromiso” entre el rey y la unidad de la nación.
Otro elemento que tendrá gran protagonismo será el “aceite sagrado” con el que será “ungido” el monarca. Este aceite sagrado o, también, óleo sagrado, era un aceite consagrado en la iglesia del Santo Sepulcro, en Jerusalem. Sin embargo, fuentes periodísticas informan algo bien distinto.
Veamos que dice el periódico “El Debate”: “Hasta el momento, la procedencia del óleo que utilizará el Rey Carlos III era un misterio, pero ahora, el periódico The Telegraph ha desvelado todos los detalles sobre el mismo. Según cuenta este medio, el aceite de coronación del hijo de la Reina Isabel II se ha estado preparando en secreto durante más de ocho meses en una urbanización de Hull, una ciudad del condado de Yorkshire de Inglaterra. El encargado de este pedido fue el ministro eclesiástico y farmacéutico retirado Mark Hutton quien ha manifestado que utilizó la receta clandestina que se usó para Carlos I, usando mirra, canela y aceite de oliva, como dicta la Biblia”.
Al finalizar la ceremonia, como es común en las ceremonias británicas, se cantará “Dios salve al rey”.
Posteriormente, el rey recién coronado dará un paseo por las calles de Londres, con el Carruaje de Estado Dorado.
Después de este recorrido, el nuevo Rey del Reino Unido se dirigirá al Palacio de Buckingham donde ofrecerá un banquete a sus invitados.
Comments